La esquina que veis aquí, una de las cuatro de mi pequeña y barroca habitación, está compuesta por cinco muebles. A la izquierda se puede ver el pico de una mesa, que daría en frente de mi ventana; al lado de la esquina está el armario donde guardo la ropa, donde además, hay pegados varias pegatinas, entre ellas de mis grupos preferidos, los cuales me alegran un poquito el día (sobre todo los días de rutina) al escoger la ropa que me pondría; al fondo a la derecha está el armario empotrado, donde prefiero no describir lo que hay, porque son tantas las cosas que se han ido acumulando que he perdido la cuenta; a la derecha podemos ver el pico de otra mesa, donde “estudio”. Pero centrémonos en el mueble central de la izquierda.
Hace dos semanas pedí en una tienda en Vélez-Málaga de muebles en Vélez-Málaga una estantería, que me llegaría hoy a eso de la una de la tarde. Directamente después de haberla instalado en su rincón, comencé a llenarla de los materiales que más aprecio, después de mis CDs originales de música de toda clase. Mis libros. Sí, mis libros, que me han acompañado desde los nueve años (si mal no recuerdo) y más estos últimos meses, en los que he comprendido por fin el valor de esos cartones compuestos de hojas y tintas, en el que he adoptado un placer a la lectura compulsiva y, a veces, abusiva.
En el piso de arriba, podemos ver muchos ejemplares. Entre ellos, destaco “Limpieza de Sangre”, el segundo tomo de “El Capitán Alatriste”, de Arturo Pérez Reverte que, aunque me haya leído casi la totalidad de su obra, sus otros libros los conseguí en la biblioteca. También podemos ver ejemplares de Jordi Serrra i Fabra y de Mika Waltari (un maestro), además de un ejemplar de “
Sí, estoy muy contento con este mueble, y sobre todo muy orgulloso de mi pequeña (espero agrandarla con el tiempo) colección de libros que, como ya he dicho más arriba, mis bienes materiales inertes más preciados, mi pequeño tesoro. También animo a cualquier persona no aficionada a la lectura, que, a parte de la obligada por los profesores, o padres, se compren al menos un libro que crea que le va a ser de agrado. Con uno basta para meterse en el vicio de la lectura.
1 comentario:
vicio es poco!!!!!!
jajajaj
mi madre me odia por tener que darme dinero para comprar libros y mas libros, y porque nunca les limpio el polvo.. xD
y nose donde guardarlos ya!
me voy a tener que hacer con una estanteria como tu xD
MOLA TANTO LEER!!!!!!!! :D
never stop reading
we'll never stop reading
en 2º de eso la monja me echaba todos los dias de clase por tener un libro que no era de su asignatura en las rodillas, y me mandaba al pasillo.. pero era mejor, alli podia leer mas tranquila
ajajaja
aventuras xD
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